top of page
Buscar

El Yoga como Refugio en el Dolor – Día Internacional del Yoga


ree

Hoy es el Día Internacional del Yoga, y no quiero hablarte de posturas perfectas ni de rutinas acrobáticas. Hoy quiero hablarte del yoga como refugio, como camino de retorno al alma. Como medicina que no se vende en frascos, sino que nace dentro, en el silencio, en la respiración, en el permiso de sentir.



Llevo casi 30 años caminando con el yoga a mi lado. Empecé cuando tenía una vida muy diferente: trabajaba muchas horas, me exigía muchísimo, y era esa persona que llegaba primero al trabajo y se iba de última. En apariencia, todo estaba bien: estaba tonificada, en mi peso ideal, iba al gimnasio, y cada fin de semana me escapaba a la playa. Pero por dentro, vivía con una ansiedad que no sabía cómo gestionar.



Un día cualquiera, en Caracas, mientras pasaba frente al edificio Parque Cristal, vi un letrero enorme que decía “YOGA”. No sabía por qué, pero algo dentro de mí me hizo entrar. Tomé mi primera clase.



Y te confieso algo: fue un desastre. No tenía flexibilidad. Me confundía la izquierda con la derecha. Me frustraba. No me salía nada “bien”. Pero cuando me acosté sobre el mat para la relajación final… algo pasó. Sentí una paz profunda. Una pausa. Una semilla. Y vi los rostros de las personas que salían de esa clase: tranquilos, suaves, llenos de luz. Supe que había encontrado algo importante. No sabía qué era… pero sabía que quería volver.



Pasaron los años. Llegaron los hijos, el caos, las exigencias del hogar y del matrimonio. Dejé de ir con regularidad a clases, pero el yoga seguía ahí, como un hilo invisible que me sostenía.



Recuerdo una clase a la que asistí en medio de una crisis profunda. Mi cuerpo estaba tan contracturado que la profesora, al tocar mi espalda, me preguntó si tenía una lesión. No la tenía. Solo estaba cargando demasiado dolor emocional. Y en ese instante, al sentir su mano, me quebré en llanto. El yoga me devolvió el permiso de sentir. Desde entonces, entendí que el yoga no era solo un ejercicio. Era un lenguaje. Un espejo. Un puente entre el cuerpo y lo que el alma calla.



Hoy sabemos que el yoga puede:


- Regular el sistema nervioso autónomo


- Reducir niveles de cortisol (la hormona del estrés)


- Mejorar la percepción del dolor


- Disminuir inflamación crónica


- Activar redes cerebrales asociadas a la calma, la compasión y la resiliencia



En mujeres con fibromialgia, dolor crónico y experiencias de trauma, el yoga suave y adaptado ha demostrado mejorar la movilidad, el sueño, el estado de ánimo y la conexión con el propio cuerpo.



Hoy no practico para lograr una postura. Practico para escuchar mi cuerpo sin juicio. Para habitarme. Para sentirme viva incluso en el dolor. El yoga no me ha salvado de los problemas, pero sí me ha ofrecido un refugio cuando todo se derrumba.



Y si tú estás leyendo esto… quizás buscando alivio, respuestas, contención… Quiero decirte algo con el corazón abierto:


El yoga puede ser para ti.



No necesitas ser flexible. No necesitas estar bien. Solo necesitas respirar y decirte con ternura: estoy aquí.



Feliz Día Internacional del Yoga. Que esta práctica sea también para ti una puerta abierta al reencuentro contigo misma.



Con amor,


Carolina Hulett


Especialista en yoga funcional, mindfulness y acompañamiento somático para el dolor crónico y el trauma.


 
 
 

Entradas recientes

Ver todo

Comentarios


¿Te gustaría conversar?

 

 

Estoy aquí para escucharte con presencia y respeto.

Si deseas comenzar tu proceso, resolver dudas o simplemente compartir lo que estás viviendo, puedes escribirme:

 

Correo:

info@yogaparaeldolor.com

 

WhatsApp:

+1 (346) 285-2598

bottom of page